Ir a Londres y al pasar por el lateral de la estación Victoria y ver justo en un pequeño hueco que daba a los andenes lo que parecía un coche histórico, no tiene precio. ya que cualquier amante de los ferrocarriles o de las novelas de Agatha Cristie lo primero que pensará es que está viendo el mítico Orient Express, y efectivamente el histórico y glorioso tren estaba en el andén y ha punto de partir.
Además hasta me dió la sensación de que el viaje dentro de lo especial que ya debe de ser normalmente, todavía lo parecía más ya que vi gente que hasta parecía ir vestido de época, e incluso me cruce con un par de señoras vestidas muy elegantes, pamelas incluida, realmente fue un día de suerte ya que el mítico tren ya no se prodiga en exceso y para mi fue llegar por vez primera a Londres y besar el santo.
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